Carta de Flor de la V para los mellizos
"A veces, cuando pienso en mi vida, no dejo de valorar cada cosa que conseguí, porque nada ha sido fruto del azar o la fortuna. Cada conquista, cada cumbre, bien pudo haber sido un precipicio o una derrota definitiva.
Miro hacia atrás, y en esa cordillera hermosa que ha sido mi vida sobresalen algunos picos: mi primer beso enamorada, el día en que por primera vez me vestí de mujer, la primera noche en que pisé un escenario, la mañana en que recibí un documento con mi nombre, el casamiento con el amor de mi vida. Pero ninguna de estas cosas alcanza la intensidad, la profundidad, la complejidad de lo que siento hoy.
Aquellos logros fueron piezas de un rompecabezas al que fui armando con pasión, con voluntad y con sufrimiento. Ahora, por fin, el rompecabezas encuentra la pieza más importante, la que da sentido final a todo, la cumbre más alta. Desde esa cumbre podré gritarle al mundo que soy mamá, que todo lo que conseguí no fue más que una preparación, un ensayo, una antesala para este momento, decididamente el momento más importante de mi vida, porque es el momento en que justamente aprendí que mi vida ya no es más mía, que puedo darla, arriesgarla, ofrecerla, consagrarla a esas otras vidas que serán todo para mi.
Todo se superpone como en un vertiginoso film con un final perfecto: yo, por fin, mamá. Como vos, como usted, como tantas, como todas, como ninguna. Mamá: como la que tuve, como la que perdí tan temprano, como la que vuelve a renacer hoy en mí".
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